Reconciliación
Cuando la evangelización se lleva a cabo en el contexto de la reconciliación se pone a Jesús en el centro, se actúa con respeto y se tienen en cuenta a las personas. Como embajadores de la reconciliación, somos «constructores de puentes» que, como representantes de Jesús, invitamos a las personas a reconciliarse con Dios. Bajo el estandarte de la reconciliación, todo lo que hagamos en cuanto a evangelización está supeditado a la misión de curación y restauración de las relaciones con Dios. Nos centraremos en ayudar a las personas a encontrar su forma de reconectar con nuestro Padre amante. Las iglesias que están comprometidas con el «ministerio de reconciliación» son conscientes de que solo es posible invitar a las personas a que se reconcilien con Dios si se vive un espíritu de reconciliación en la iglesia. Lo esencial es restaurar las relaciones. En última instancia, la misión en el contexto de la reconciliación deja bien claro que las Buenas Nuevas están intrínsecamente ligadas al mensajero y a la forma en la que se vive el evangelio de forma práctica en la iglesia. Por tanto, todos los miembros son llamados a ser embajadores de Jesús y a vivir el evangelio.
Todo esto proviene de Dios, quien por medio de Cristo nos reconcilió consigo mismo y nos dio el ministerio de la reconciliación: esto es, que en Cristo, Dios estaba reconciliando al mundo consigo mismo, no tomándole en cuenta sus pecados y encargándonos a nosotros el mensaje de la reconciliación. Así que somos embajadores de Cristo, como si Dios os exhortara a vosotros por medio de nosotros: «Én nombre de Cristo os rogamos que os reconciliéis con Dios».